sábado, 23 de julio de 2011

¡Qué hijos de puta!



Me siento triste y muy enfadado en mi escritorio por lo que ocurrió ayer en Noruega. Unos desalmados miserables colocaron una bomba frente a las oficinas del primer ministro del país, en Oslo. ¡7 muertos! siete pobres personas que no volverán a ver a sus seres queridos. Después la misma gentuza disparaba, a quién fuese, en un campamento de jóvenes del partido laborista (el del poder). ¡85 JÓVENES MUERTOS! es una vergüenza, a mi me cabrea a 7.000 km de distancia que un país como Noruega (y cualquier otro) tan pacifico, cívico y correcto tenga que soportar esto. Unos gilipollas ultraderechistas e intolerantes, locos y llenos de odio son los causantes de este primer atentado noruego tras la II Guerra Mundial. No quiero publicar sus fotos por si acaso no son esos mismos, pero quien haya sido es como lo describí antes. Son personas vomitivas, locas, asquerosas, que no merecen perdón. No deseo ni que Dios les perdone, pero para bien él si perdona, yo no soy capaz, lo siento. Dios perdona siempre, la naturaleza nunca y el hombre a veces. Esta es una de esas veces que no perdono. No les deseo la muerte, pero si una vida de cárcel, aislados y sufriendo por sus actos cometidos, si es que tienen escrúpulos. Siento ser tan radical, quizás un día pida perdón por estas palabras, no ahora, ni mañana, ni el mes que viene. Es injusto lo de Noruega. Menos mal que no murió el primer ministro y no hay ausencia del poder. 85 jóvenes con toda la vida por delante, 85 familias... bueno en fin, mejor no hurgar. Mi pésame a las familias aunque no me lean o entiendan.

Me despido de vosotros con un fuerte abrazo. Si golpean a uno nos golpean a todos, somos europeos y somos personas.

El himno de Noruega.

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